Tremendos ninjas

Yo soy del interior, y allá en Puerto Madryn, cuando alguno se mandaba alguna negrada, decíamos "pero qué ninja!". Pero no pronunciando "ninsha", sino ninJa con la J bien puesta. Lo que voy a contar merece la aplicación más suscinta del término.Anoche bien tarde me llegó un mail de la profesora de Psicoanálisis, avisando que la clase que habitualmente tenemos a las 7.30 los martes en Independencia pasaba al aula 2 de la sede Yrigoyen. No dijo qué había pasado.
En el teórico nos enteramos de que una agrupación de izquierda (Sur-algo se llamaba) había organizado una fiesta en la sede. Esto es habitual, cada tanto los centros de estudiantes arman esas cosas. Pero los infradotados, además de chupAArse hasta el agua de los lentes de contacto, destrozaron todos los baños nuevos de la planta baja (refaccionados en el verano) y la puerta de metal de la entrada. O sea, salvo que se hayan llevado un tanque oruga con el mismo Marx adentro, no sé cómo demonios hicieron para romper todo eso. Ah! Y además usaron de baño todos los lugares que justamente no son baño.
Como dice The Nanny: PS, tuvieron que rejuntarnos a todos los estudiantes hoy en la sede Yrigoyen, que es mínima y casi no hay micrófonos. Todo mientras arreglan los destrozos de estos personajes. Como esto no salió en ningún lado, y muchísimos compañeros míos ni saben lo que pasó porque nadie les explicó, me sentí en la necesidad de hacer un descargo. Yo no sé quién rompió qué cosa, pero hay por lo menos dos responsables: la autoridad de la facultad que presta el edificio para que estos enfermitos escabien, y la agrupacion Sur-nosécuánto que organiza los bailongos. Tipo, si les hace tan mal no tomen! Y reitero, no me entra cómo seres humanos sin vehículos todoterreno son capaces de tales destrozos. Deberían ir a esos programas de ESPN, las competencias de forzudos que arrastran autos o qué sé yo.
Yo no sé qué va a pasar, pero la próxima vez que esta gente pida pasar a alguna de mis clases para invitar a una charla o qué sé yo, que no se enojen si nadie se queda a escucharlos.