ENERO.

Por h o por b, enero es el mes en que más plata gasto. Esta vez tenía la necesidad puntual de comprar algunos básicos, a fin de asistir a entrevistas de trabajo (v)bariada(s). Odio comprar ropa acá, pero en este momento no me quedó otra alternativa. Y con las liquidaciones la cosa no es tan terrible. El problema es que las últimas colecciones fueron entre sosas y grasas, con todo el sulfato de flúo(r) que se impuso en la temporada pasada.
A pesar de todo a mí siempre me gustó cualquier cosa aneonada, este blog lo atestigua ampliamente. En Todo Moda están vendiendo las canastitas de mi infancia, aunque nunca tuve, así que adquirí una para usar cuando toda esta fiebre Pelikan pase.
Me hice la costumbre de pasar un par de veces por mes y comprar algún libro en Parque Rivadavia, El Retorno del Rey en la edición Minotauro a 35 pesos me parece bastante razonable. Pocas cosas más perfectas que un libro y una buena taza de té verde. En hebras, obvio.
Mención especial para los esmaltes que trajo Julie de Brasil, yo me quedé con este brillito que huele a cereza. Such a sucker for scented polishes.
Por último, recomiendo mucho la body butter de VZ. En especial para todos aquellos que son kamikazes como yo, y se la pasan haciendo cosas que garantizan codos y rodillas pelados.
Febrero será mes de economía de guerra.