La manada policial había bloqueado
las calles laterales. Una operación mental
tácticamente correcta y fría. Pero en el tumulto
vibraba un núcleo incandescente
donde se decidían las cosas con puños alzados,
alaridos, blasfemias y razones coléricas.
Volaron llamas, escupitajos, mamposterías,
vidrios pulverizados, bulones: el lenguaje
encarnado de gente que sabe lo que quiere
en tiempos miserables. La multitud onduló
jadeante y ciega al estallido del gas
y aunque condenada a una asfixia de lágrimas
perforó por un instante
el cerco de escudos y plástico reforzado.
Silbaron balas y el aire humoso
se astilló en la dispersión. La furia general
se concentró, vaciada en las tensadas cavidades
de cada rostro. En la cabeza de la nación
hubo un leve crujido, como si allá afuera
hubiera sucedido algo todavía desconocido.
Las pantallas de la televisión
dieron por apagada la escena. Había otros temas
que atender y desmentir el desorden:
allí donde al amor sólo le quedaban
falsas definiciones, pero también sospechando
cuántas mutaciones llegarían
a depender de aquella batalla perdida
en el recodo de una guerra interminable.
Después, montado en un aullido de sirenas,
llegó el Estado perfecto en auxilio de los muertos.
La batalla, Joaquín Gianuzzi.
Emoción, y el alivio de poder decir que dejamos esto atrás.
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es cierto que ese dìa terminaron nuestros noventas.
ReplyDeleteBuen post!
PUTZ!! me acuerdo de eso por la tele,,,tenia comprado una pasaje a Buenos Aires en enero de 2002!! bueno..tuve que cambiar :(
ReplyDeletelo bueno es que no quedo solamente en el recuerdo
ReplyDeletesaludos querida agost!
No parece que todo eso pudo haber pasado, que triste pasado, esperemos que no regrese...
ReplyDeletehttp://melonrulesss.blogspot.com/
Beso!
La 4ta foto me da piel de gallina, tristeza, pero mas que nada adrenalina y alegría de recordar como la gente pudo decir basta y luchó por lo que le correspondía!
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