EL VALOR DEL TIEMPO.

Como ya todos ustedes sabrán, el viernes pasado falleció Juan Alberto Badía. Prócer de radio, pionero en la tele, el primero en dar a conocer mil artistas. Ese día, y los posteriores, me cansé de escuchar/ver/leer a decenas de personas indignadas, más que con su muerte, con los que quedaron vivos. "Se mueren todos los genios y los gatos de Tin*lli siguen acá", "Barba te equivocaste de nuevo", "por qué no se muere Ricard* F*rt", etc. La muerte no se le desea a nadie, y más cuando sos vos mismo el que está manteniendo viva a esta patética farándula. 

Hay una muerte más difícil de sobrellevar que la desaparición física, y esa es la muerte civil. Alguna vez escucharon la frase "los dragones existen para quienes creen en ellos"? Muy bien, también los gatos existen sólo para quienes hablan de ellos.

Es cierto que ver la tele con Twitter es una forma distinta de disfrutar un programa, muy propia de nuestros tiempos, o al menos eso dicen. También hemos hablado, en algún momento, de la costumbre de ver un programa que supuestamente no me gusta para criticarlo. Todo híper legítimo. Por más incomprensible que me resulte, yo no me voy a poner a decirle a nadie que hay tal o cual cosa es más divertida que fumarse un programa choto para descuartizarlo. Igualmente me cuesta pensar que no haya nada más lindo para hacer. Algún programa en otro canal. Si no hay, una peli en Cuevana. Si no tenés pc, un libro. Si no te gusta leer, una salida. Si no tenés plata, salir a caminar. Si estás cansado, juntarse con un amigo. Si no tenés amigos...estás seguro de que querés a Tin*lli de amigo? No se trata de matar a todas las celebridades berretas, sino de darle más bola a las que nos elevan por sobre la mediocridad.

En estas últimas semanas, en que yo no podía salir ni a la esquina, cada tanto hacía un corte en el estudio y miraba Twitter. Era una y otra vez LEER un programa de televisión, pero no uno bueno. Y estas son las propias opiniones de los narradores. OK, yo estaba presa del estudio, pero había 32743 personas presas de algo que a ellos mismos les indignaba.

Es impresionante cómo los medios, a través del morbo, y de la manera más terriblemente insidiosa, nos pueden llevar a actuar de la manera exactamente opuesta a lo que querríamos. De hecho, yo misma me encontraba leyendo esos tweets cargados de indignación. Nadie se escapa.

En defensa de la gente que sale en la tele, que encuentra sus 15 minutos de fama, quién puede culparlos? Cuántos de nosotros le sacaríamos todo el jugo a esos 15 minutos si tuviéramos la oportunidad? Cada vez que los nombramos, con odio o con admiración, sus nombres se multiplican. Yo no quiero multiplicar la popularidad de nadie que no lo merezca, de ahí los asterisc*s. Ni en Twitter ni en los buscadores, mucho menos en mis conversaciones diarias.

Todo esto que digo es super cuestionable, en la decisión individual quedará elegir cómo pasarla mejor. Ahora, no me vengan a decir que quieren que esta gente se muera. Porque como dijo alguna vez un tal Corneille, "los muertos que vos matáis gozan de buena salud".