LOS PLAYOFFS DEL ÁNIMO TRASTORNADO.

Ante todo aclaro que no creo en cábalas, ni en casualidades, ni en coincidencias. Nada en esta vida tiene tanto sentido, a lo sumo podemos aspirar a que nos controle el azar. Sin embargo, a veces  la inestabilidad emocional coincide con la deportiva.
Pocas veces me identifiqué tanto con mi equipo, al que todo le cuesta tanto. Pérdidas a patadas, canastas imposibles, concentración nula, escasez de fantasías y humillación al rival.  El domingo una derrota de pesadilla, esta noche un esfuerzo que tampoco alcanzó. 
Hagamos un poco de historia: en el verano inicio un tratamiento, con el cual logro estabilizarme y obtener buenos resultados. Al mismo tiempo esa maravilla asiática que había llegado para salvarnos, Jeremy Lin, comienza a brillar llevando a la franquicia a una racha de 8-1. Maravilloso.
En el último mes todo se desvanece, perdemos los últimos 6 partidos y yo pierdo la fe en mi terapia. D'antoni renuncia, Lin se lesiona y el corolario, Iman Shumpert que se destroza la rodilla hace 48 hs: directo al hospital. Yo también siento que deberían llevarme directo al hospital.
En suma, un equipo (y una aficionada) que circulan en el más delgado de los hielos, en el más inestable de los equilibrios. Tendría que haberlo pensado mejor 18 años atrás, y elegir un equipo que contraste más con mi visión del mundo. Pero uno es lo que es, y NYK es mi identidad. Y mi padecimiento.